

Osiris, hermano y esposo de Isis, reinaba en el antiguo Egipto con paz, armonía y sabiduría. El Nilo  fertilizaba la tierra y las cosechas eran abundantes. Sus súbditos eran  felices. Un día, Osiris salió de viaje para conocer otras  civilizaciones y dejó el reino bajo el mando de su esposa Isis. Seth, su envidioso hermano, se sintió humillado pues creía que él debería gobernar y no Isis.
 Cuando el dios Osiris volvió, Seth quiso hacer una gran fiesta de  bienvenida y lanzó un desafío a los invitados: aquél que entrase en el  cofre que Seth había traído, éste se lo regalaba como prueba de  fidelidad y respeto. Muchos intentaron pero el cofre resultaba pequeño o  grande. Osiris, curioso, quiso probar y le encajó perfectamente bien.  Seth sabía el tamaño del hermano y era por esto que el cofre le había  servido como un guante. Inmediatamente el hermano, junto con 72  cómplices, cerraron la caja de metal herméticamente y la arrojaron al  Nilo.
 Isis, con amor y confianza, empezó su travesía para recuperar el  cuerpo de su esposo. Después de largas y penosas caminatas por Egipto,  la diosa encuentra el cofre con los restos de Osiris. Pero el drama  continúa cuando Seth, en su maldad sin fin, robó el cadáver y lo cortó  en catorce pedazos que, nuevamente, esparció por todo el reino. Isis no  se rinde y, en compañía de su hermana Neftis, la esposa de Seth, recorre cada lugar del reino. Finalmente consiguen encontrar todos los pedazos con excepción del pene. Sin embargo, Isis reconstruyó a Osiris ayudada por Anubis y Neftis, e impregnada de él concibió a Horus niño "Harpócrates", quien posteriormente vengaría a su padre luchando contra Seth.