Se detuvo al sentir que una mujer tiró de su campera para impedir que siga caminando. Es que había llegado hasta la barrera y el tren estaba por pasar; ni siquiera había escuchado la bocina rechinar... iba tan entretenida con su mente que pegó un grito al ver al siniestro tan cerca, causando un revuelo en su cabello por la velocidad que llevaba.
Después de semejante susto intentó blanquear su mente y no pensar en lo malo, sólo concentrarse en llegar con vida a su casa, donde iba a ocurrir lo pensado.
La habían despedido de su trabajo, en el cuál llevaba más de 6 años brindando su servicio; había perdido a su padre en un accidente automovilístico; y su novio desde hace 3 años la había dejado luego de engañarla con su compañera de cuarto de la universidad. ¿Qué más le podía pedir a esta vida?...
Decisiones crueles apoderaron su alma, quería olvidarlo todo o eso es lo que ella pretendía por el momento.
Tenía contactos que podían ser considerados como malas juntas y ultimamente los estaba visitando con frecuencia. Uno de ellos era un drogadicto que no tenía piedad ni consigo mismo, consumía a toda hora. Varias veces intentó atraer la atención de Isabella para que ella se involucre en ese ambiente pero era dentro del todo inteligente y sabía lo que tenía que hacer, al menos en esos tiempos...
Lo llamó el viernes por la noche para que le traiga un poco de esa sustancia inmaculada, su "amigo" accedió con gusto y el sábado por la mañana le llevó la mercancía. Entre tanto y tanto se hicieron las 3 de la tarde e Isa ya tenía todo planeado. Desde hacía una semana se acostaba a dormir la siesta mirando el cielo razo del living, lo observaba con mucha atención. Fue asi que seleccionó la viga que mas le gustó, colocó una silla por debajo de ella y se sentó a pensar por unos segundos.
Ya no tenía nada que perder, sentía que su vida se había terminado hace tiempo, nada tenía suficiente sentido como para seguir transitando por esta vida. Sus días eran demasiado largos, como si las 24 hs se multiplicaran por cuatro.
Observó con atención el paquetito que había llegado por la mañana... lo levantó del suelo e inhaló esa sustancia blanca y pura, que se encarga de arruinar vidas a la perfección, llevandolá a un estado incomprensible. Después de sentir que sus parpados pesaban decidió comenzar el juego con la soga, la colocó en su cuello (ya la había amarrado de la viga temprano) y se puso firme sobre la silla. Pensó durante unos minutos si lo que estaba por hacer era lo correcto pero no dudó, lo había planeado durante meses y ya tenía el suficiente coraje y motivos como para llevarlo a cabo.
Apretó bien la soga, sujeto el extremo superior y comenzó a ponerse en puntas de pie. Estaba por llegar el momento crucial y de sus ojos brotaban lagrimas sin parar, sus labios estaban morados de tanto apretarlos. Patió la silla dejando caer todo su peso en la soga, arañando su cuello por instinto pero ya era tarde, no podía escapar. Había tomado la desición mas cobarde de todas...
M.B.R
No hay comentarios:
Publicar un comentario