¿Alguna vez hicieron la prueba de caminar con los ojos cerrados durante más de 5 segundos? Por más que haya una recta despejada por delante, algo nos obliga a abrir los ojos. Inseguridad, miedo, desconfianza, necesidad de tener todo bajo control. Más o menos como en las relaciones vinculares.
Cuando hablan las almas, las imágenes del afuera sobran. Será por eso que cerramos los ojos cuando besamos de verdad, cuando unimos los cuerpos, cuando un suspiro nos da esa sensación de invencibles.
Cerrar los ojos es un gesto de confianza plena, de no necesitar ver todo para confirmar lo que uno siente. Que bueno entonces, poder caminar de la mano con alguien que nos transmite las cosas desde el alma; andar con los ojos cerrados en una relación requiere mucho de las dos partes. Es dejarte caer sabiendo que incondicionalmente tu compañero/a va a sostenerte. Es en realidad la mejor forma de vivir una relación, sin "atrapar" a nadie, sin "atarlo", solo dejando que inconscientemente te vuelva a elegir cada día y sienta la dicha de compartir el camino con uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario